Sybilla Sorondo, ese era el nombre completo de esta gran mujer y diseñadora que a sus 55años sostiene grandes premios de la moda, que a pesar de ser neoyorquina, reside en Madrid.
Una enamorada de la capital, donde hace poco en pleno centro abrió su última tienda y una amante de España en general, donde también estuvo un tiempo refugiada en Mallorca.
La vida o el destino muchas veces sabemos que es injusto e incierto, a veces de poco vale el valor, el éxito y la popularidad.
A Sybilla ser una gran diseñadora, ni a ver sido considerada la nueva heredera de Balenciaga, ni sus desfiles de éxito, ni sus grandes acuerdos y distribución de sus colecciones en Asía le ha ayudado a mantener su firma, sus tiendas y su pasión.
A vestido a grandes mujeres, famosas del mundo del cine, de la televisión, de la música e incluso varios vestidos diseñados por ella se han dejado ver en la Alfombra roja de los Goya, como en muchos otros eventos internacionales.
A contado con gran presencia en Madrid, Milán y Tokio. Han tocado a su puerta otras grandes firmas y diseñadores, sin embargo todo este derroche de éxito, expansión y de amor a su profesión le ha superado en gastos. No ha podido hacer frente a la deuda que arrastraba y no ha conseguido ningún acuerdo o socio para mantener a flote su imperio, su trabajo y su legado.
Quizá estas deudas fuesen arrastradas cuando ella decidió volver a la moda por sí misma y quiso recuperar parte de su empresa y firma que en el 2005 que vendió al separarse de su firma y dejar la moda por agotamiento.
Posee el Premio Nacional de Moda 2015.
Adiós Sybilla!
Dos terribles faltas de ortografía hacen que el artículo, muy acertado, produzca dolor de ojos.
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